domingo, marzo 12, 2017

Siempre adelante (2): a dia 12 de Marzo.

Y ahí me encontraba yo, de camino a la escuela justo en la pasarela automática de Shinjuku estupefacto. Colgué el teléfono y pensé. Pensé mucho pero no tenía tiempo porque en ese momento era una persona sin trabajo y casi sin ahorros porque me los había gastado en ropa muy formal para la embajada por lo que había que reaccionar en ese mismo momento.

Lo primero que hice fue ir a la escuela y decirle a mi profesor lo que había pasado y que hoy no iba a clase porque me iba corriendo al Bic Camera (que está justo en el edificio de al lado) a ver si podía volver a trabajar allí. Era lo que me parecía mejor en ese momento, ya que me había ido de allí por todo lo alto y me parecía mejor que buscar un trabajo nuevo, porque además perdería mucho tiempo y dinero. Un dato importante es que mi contrato rescindía el 31 de Julio, por lo que estaba oficialmente de vacaciones aún aunque con todos los papeles firmados e incluso ya no hacía falta ni que volviera para devolver nada.

Fui corriendo a mi planta, encontré a mi encargado y le dije que tenia que hablar con él y le expliqué lo sucedido y . Su respuesta, sin dejarme acabar de hablar fue: “por supuesto. Déjame hablar con recursos humanos y te digo algo”. El día después a las 10 de la mañana me llamaron para decirme que por supuesto y que cuando re-comenzaba y que con las mismas condiciones y sueldo que hasta que lo dejé. Sí! Había conseguido revertir la situación en unas horas, aunque me tocaba comenzar otra vez el mismo proceso de buscar trabajo infructuosamente. El lunes volvía, aunque estaba destrozado mentalmente y tenía dudas de si podría soportarlo, porque además ese trabajo es un poco castigado al tener que ir arriba y abajo por 6 plantas y estar todo el rato de pie, pero al menos tenía algo.

Recuerdo el lunes que volví. Me sentía tan triste y “perdedor” que solo tenia ganas de esconderme, pero al llegar allí todo cambió bastante. Mis compañeros me recibieron con una gran sonrisa y diciéndome “Okaeri” (una forma cariñosa de decir bienvenido, aplicado a este caso). Todos. Me dijeron que estaban muy contentos de volver a tenerme y que ya sabía lo que tenia que hacer: lo de siempre, que no había cambiado nada. Fue un momento tan feliz, me sentí tan reconfortado y tan aceptado que me comenzaron a caer lágrimas en medio del salón común. Después de todo lo que estaba pasando, tener un sitio a donde volver y que todo el mundo te acepte y te quiera en un país con una cultura y una manera de pensar tan diferente es maravilloso. No tengo palabras para describir cómo se los agradezco. Así que mi manera de demostrarlo era trabajando.

En la anterior etapa era tal la confianza que por ejemplo me encargaban a mí el enseñar a los nuevos que entraban en mi sección y alguna de alrededores y asistía a las reuniones como representante de los empleados “por horas” del la 5a planta y de los  intérpretes conjuntamente… una locura. Por supuesto volví a hacerlo con gusto.

Pero como ya dije, la vida continua y tenia que comenzar otra vez de casi cero, pero esta vez la montaña era más alta, la pendiente más empinada y el lastre psicológico mayor… unos días después volví a apuntarme a decenas de anuncios, personalizando los currículum y las cartas de presentación al máximo para cada empresa no pudiendo dormir hasta altas horas de la madrugada, pero infructuosamente porque solo recibía el típico mensaje copia-pega “lo sentimos pero no cumple el perfil”. Incluso de empresas que buscan a gente que hable español y japonés para hacer cosas en España y América. Nada, ni siquiera entrevistas.

Conseguí una entrevista para una empresa de juegos de smartphone que buscaban localizadores. Todo fue bien e incluso me dijeron que me enviaban, a gastos pagados a hacer la última entrevista, pura formalidad, a Nagoya. Fui, la hice y me tumbaron. Es lo que hay. A estas alturas ya no me sorprende nada. Luego otra a través de la escuela que no sirvió para nada, pero aparte de eso la nada total.

Yo a esas alturas, ya en Noviembre, pensaba que igual hasta tenía una maldición. Yo no creo en esas cosas pero Keiko se empeñó en que fuéramos a un templo para quitármela de encima. Fuimos e hice un Hitogata Nagashi (人形流し), el que aunque el objetivo original es un poco distinto, consiste en restregarse por el cuerpo un papel con forma de monigote para “transferir” los males y dejarlo deshacerse arrastrado por una corriente de un pequeño canal o río que hay. Mi monigote al verse arrastrado se dio la vuelta y se aferró a una piedra como resistiéndose a deshacerse y acabó desmembrado. Fue una imagen muy malrollera porque parecía que estaba vivo.

Un poco después de eso me respondieron un mail y concerté una entrevista. Una empresa que se dedica a exportar coches, piezas de coches, recambios y demás que estaba quería ampliar mercado a Sudamérica. Fui a la entrevista y eran solo 3 personas allí, el dueño Israelí que solo habla Inglés y hebreo, y dos japoneses que hablan japonés e inglés a trompicones (uno que además trabaja desde casa y estaba allí por casualidad). Hablamos durante 3 horas y me dijo que lo hablarían entre ellos y que me llamaba. Al par de horas me llamó y me dijo: “hemos decidido que trabajes con nosotros”. Tres meses de prueba y la promesa de aprender Visual Basic para utilizarlo para scripts de excel y tal, porque se les había ido el que lo hacía.

Y volví a dejar el Bic Camera, otra vez en comunión total con todo el mundo y con un cariñoso “no te quiero volver a ver más otra vez por aquí como trabajador”. Lo dejé un domingo y al día siguiente comencé en la nueva empresa porque no quería dejar tiempo de por medio porque no me fiaba de nada ni de nadie.

Y todo esto hasta el viernes, que el jefe me dijo que contaba conmigo y que bienvenido.  Y que buscara una escuela para aprender a programar o que lo haga por mí mismo, pero que me lo paga él porque confía en mí, y que me daría soporte en lo que crea que me puede ayudar para mejorar en la empresa. Por fin.
Mi trabajo consiste en hacer fotos a piezas y artículos, contestar mails, llamar por teléfono, enviar paquetes… de todo un poco. 35 horas semanales y con un sueldo que me permite tener una vida decente y un ambiente que es casi como estar en familia. Ah, y los tobillos deshinchados!

He tenido que aprender muchas cosas en estos 3 meses pero ha sido muy divertido y no esta mal el trabajo, aunque como siempre ya estoy pensando en el próximo movimiento a hacer, porque no puedo estarme nunca quieto y no es el tipo de trabajo al que me gustaría dedicarme toda la vida. No es “lo mío” como se dice ahora, aunque a decir verdad no tengo un “lo mío” porque tengo tan poca autoestima que no me veo capaz de hacer nada. Me gustaría algún trabajo que consistiera en enseñar o ayudar a gente, ya sea cultura japonesa u otras cosas, haciendo fotos, pero habrá que seguir luchando para ello. Porque de esto lo que he aprendido es que si luchas por algo, eres constante, tratas a la gente como te gustaría que te trataran y eres agradecido con los de tu alrededor y con el país que te acoje (si vives fuera), es muy posible que consigas cosas.

Igual no lo consigues, pero se aprende mucho. Más que quedándose en un rincón lamentándote eternamente.

1 comentario:

  1. Chico! Los pelos como escarpias!! Y eso que ya estaba al corriente ;) Eres un campeón, un luchador como pocos y te mereces encontrar tu hueco en este mundo como el que más. Espero de verdad que así sea y que, por fin, llegue el momento en el que sientas que no es necesario seguir escalando montañas, al menos no tan altas...

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